BOLETÍN OFICIAL 522 

05 de noviembre de 2020 

Quito, Ecuador-  Iniciar la ponencia preguntándose si la inteligencia artificial es un dataismo controlador, fue la  manera en la que la experta en derecho y tecnología, María Eugenia Lo Giudice, abordó los beneficios y los riesgos que esta tecnología ofrece a la humanidad y cuáles son los valores que deben primar al desarrollarla. 

La ponencia la realizó durante el Primer Encuentro #MisDatosSoyYo – Tecnologías emergentes y Protección de Datos Personales, que se realizó el 29 de octubre, a propósito del primer aniversario de este proyecto que busca generar conciencia sobre el derecho a la protección de los datos personales que atañe a los ciudadanos y el uso responsable y seguro de las redes sociales. 

Para la expositora argentina, la evolución de la inteligencia artificial nace con esa intención de reducir la brecha entre realidad y ficción. La histórica competencia, del 1996, entre el afamado ajedrecista ruso Garry Kasparov contra la computadora PC Deep Blue demostró este desarrollo.  

Progreso que en la actualidad se evidencia en disciplinas como la robótica, la biomedicina, tecnología de la seguridad, en la potenciación de la industria y la empresa, etc. 

Sin embargo, explicó la profesional, también entraña riesgos. Peligros que se evidencian tras el uso de herramientas. Ejemplo de ello los drones, que, utilizados en gran medida como tecnología de vigilancia, también suponen una intromisión a la privacidad de las personas. Además, si estos aparatos no cuentan con las medidas de seguridad de la información adecuada, pueden suponer un alto riesgo de robo de datos. 

 “Varios Estados usan la Inteligencia Artificial, como tecnología de vigilancia, lo que en ocasiones han generado acciones de discriminación, afectando derechos fundamentales”, señaló la docente y añadió que en tiempos de pandemia esta recopilación de datos alcanza fines de perfilamiento conductual de las personas, que tienen varios fines de acuerdo con la intencionalidad del recopilador.   

Por ello, precisó que la IA no puede por sí misma promover acciones prejuiciosas que altere un orden social. “Es el ser humano el que alimenta el algoritmo de ahí que se precisa un trabajo ético para evitar sesgos como falsos negativos, discriminación racial, social, etc.”.  

En este sentido, indicó que esta disciplina debe, entre otros principios, ser compatible con el accionar del ser humano, debe beneficiar a la gente y sus beneficios deben compartirse con la humanidad. Y para ello, esta tecnología sobre todo ser antropocéntrica, ética/sostenible y respetar los derechos y valores fundamentales. /#MisDatosSoyYo.